lunes, enero 14, 2008

Reflexión 2008 (Parte II)


De Tapachula viajamos a una playa chiapaneca para pasar la noche y al siguiente día siguiente partimos a la capital del país. 16 horas de camino entre paradas, tráfico lento y neblina brumosa resultaron una exageración para nuestros cuerpos que cansados se tiraron a dormir a las 6 de la mañana, hora del arribo al Estado de México.


Carmen Aristegui

El viaje de retorno a Guadalajara, ciudad que alberga mi cotidianeidad; fue acompañado por la despedida de Carmen Aristegui del noticiero Hoy por hoy. Mi costumbre a su talento para divulgar los intereses de la agenda mediática que solían convertirse en incomodidades para los funcionarios políticos; no podía creer lo que aseguraba la W radio como razón de la no renovación de su contrato. El noticiero era incompatible con las políticas de la empresa y sus modelos de noticieros que les han dado resultado para sus objetivos de información. Es absurdo, doloroso, garrafal, engañoso, un derrumbe, un efecto violatorio a la libertad de expresión; irremediablemente la discordia del progreso mediático por presentar profundidades de la política con la ciudadanía escucha.

La seis y diez de la mañana. Mi somnolienta percepción escuchó a Carmen Aristegui que dicha emisión de Noticias con 5 años de vida de la W radio sería la última. Su voz se apoderó de la radio a la salida de México. Entre reportajes, notas, comentarios, su equipo iba despidiendo a su jefa de información que con aplomo respondía las luces de apoyo de una serie de participaciones en vivo y de los cientos de correos y llamadas del público.

El poder ha ganado de nuevo. El silencio ha consumido las últimas posibilidades de informar sobre la política profunda, mientras que periodistas verdaderamente prostituidos siguen ganando 40 mil pesos por artículos de opinión infames y confusos, tal es el caso de López Dóriga.


Rapé. Periódico Público

Seguíamos en la carretera. Salimos de Querétaro con la justificación del final de Hoy por hoy que es poco creíble. La voz entrecortada de nuestra gran periodista mostró respeto por la empresa que la acogió por 5 años, dio un agradecimiento a todo su equipo informativo y continuó justificando su despedida con la incompatibilidad de su modelo de noticias al de la empresa. ¿Y el pueblo mexicano no vale? ¿Acaso el raiting no es el que avala la existencia de un programa? ¿Dos premios de periodismo del año pasado no demuestran que este modelo de noticiero es mejor que el aburrido y somnífero esquema que utiliza W radio en sus demás informativos? El alto raiting, la excelente cobertura de información en temas como pederastia de miembros de la Iglesia católica y empresarios de grueso calibre monetario o tráfico de influencias de gobernadores como el “precioso” de Puebla; así como el espacio mediático para cualquier tipo de corriente política como la de López Obrador, fueron las razones por las que la cabeza del programa Hoy por Hoy fue silenciada.

Diez de la mañana. Carmen Aristegui se despide, agradece y recuerda que desde hace cinco años no ha llevado a su hijo a la escuela, así que el siguiente lunes lo que ella aseguró como actividad matutina será despedir desde su auto al pequeño Emilio. La voz que calla fue la de México, no la de una periodista, la voz que se enaltece en manifestaciones por el despido de Aristegui es la voz del pueblo harto de ser pisoteado por intereses individuales del enfermo poder político. Todos somos Aristegui, todos gritamos YA BASTA!


Foto: Yazmín Ortega. Periódico La Jornada

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