lunes, diciembre 06, 2010

El México que se pisa su propia cola


Entender la biodiversidad es más fácil que acostumbrarse a dicha palabra. Para el biólogo Jorge Soberón, es más importante saber por qué hay que cuidar esta naturaleza que nos brinda vida, a repasar la etimología que “clarifica” su existencia. Comprender siembra conocimiento para saborear la educación y con ella identificar qué acciones de nuestra cotidianidad amenazan, enferman e incluso han extinguido más de 300 especies de seres vivos.

En mi tercera visita a la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, transcurrió el sexto día de nueve que dura este universo de letras. Por la mañana y hasta el atardecer asistí al salón Enrique González Martínez (para los curiosos ignorantes; el salón fue nombrado así por el poeta, médico y diplomático nacido en nuestra ciudad) y disfruté el III Coloquio de cultura científica. Conocí más sobre la evolución del hombre, la biodiversidad, el estado actual en las costas, y sobre la historia de la ciencia en México en dos investigaciones de los años 1900 al 2000.



Biodiversidad, vida necesaria.

¿Y qué? si para eso hay tanta biodiversidad, si se pierde una especie tenemos más… he escuchado algunos decir eso, sin embargo la importancia va más allá de la cantidad. No sólo es porque no volveremos a ver un pájaro como el carpintero imperial, el pez esturión o el lobo mexicano sino que la ocupación, según Soberón es que en nuestro mundo con las múltiples amenazas humanas, están sobreviviendo más los seres vivos que se reproducen velozmente (como las cucarachas, ratas, anémonas o arañas), que las que su desarrollo y crecimiento es más lento, como las mariposas, flores y mamíferos.

Entender la importancia de la biodiversidad para nuestra supervivencia es muy fácil pero hacer algo para protegerla, al menos en los puestos de gobierno; parece que sólo es tarea de intelectuales. Con tan sólo recordar que de diez millones de millones de wats de energía solar que se requiere para la fotosíntesis, una sola especie se apropió del 30% hace menos de 80 años... es de pre-ocuparse, porque por supuesto que no son las plantas.

En la mesa del presidium se encontraban profesores y científicos que alguna vez tuvieron la oportunidad de aceptar un puesto público. Junto con Soberón Enrique Jardel, Profesor instituto Manantlán y Exequiel Ezcurra de la Universidad de California MEXUS; aseguraron que trabajar en el gobierno no es fácil pero tampoco es imposible lograr cosas. Alguien tiene que hacer esa tarea pero de ellos, ninguno quiso quedarse. Saco deducciones y confirmo afirmaciones.

Como primer jefe de campo en la estación científica La Joyas en la sierra de Manantlán, Enrique Jardel nos explicó un poco sobre la diversidad que existe en un bosque de pino, donde pueden existir mas de 7 mil especies de plantas cuando en las selvas encuentras 5 mil. También señaló que hablar de pinos es abrir a la imaginación pinos arbustos en zonas desérticas como árboles de copa alta. La diversidad es natural, y en todo sentido hay que respetarla. Hasta la sexual.

Pero sin desvíos de tema, el profesor Exequiel Ezcurra retomó el caso del desinterés de funcionarios públicos para proteger la biodiversidad. Principalmente casos en las costas de México se dan por percepciones como creer que los manglares son “desperdicio de tierras y concentración de moscos” mientras que realmente son la mejor defensa en costas contra el ascenso del nivel del mar y son productores de servicios ecológicos para nuestros pescadores como ser hogar de diversos peces que brindan alimentación y economía. Entonces ¿no deberíamos estarlos protegiendo intensamente?

Cómo las imágenes valen mas que mil palabras, grabé una parte de la presentación del profesor así que chequen este video, donde muestra fotografías de la transformación de manglares en diversas zonas del país, mientras explica el gran reto que tenemos como habitantes del planeta. Al final expone algunas alternativas en diversas comunidades mexicanas que son ejemplo de empoderamiento ciudadano para proteger lo que nos da vida: la biodiversidad.




“Los ecólogos y científicos hacemos las cosas mal, porque no hemos sabido convencer la voracidad de corto plazo de los desarrolladores que destruyen ecosistemas para ganar dinero” declaró preocupado el profesor Exequiel. Sin embargo, creo que aparte de convencer a los políticos, hacen falta más manos, corazones y cabezas. Sobre todo intensión. ¿Valdrá la pena un hotel más para poner en riesgo una ciudad entera sin su barra costera? ¿valdrá la pena silenciarse de ese secuestro a nuestras playas como Tenacatita?

Hoy sigue la destrucción de manglares, ascenso del mar y la voracidad de los hoteleros en zonas con ordenamiento ecológico que son expertos en tumbar la legislación y levantar hoteles, campos de golf y fraccionamientos. “Un país que trabaja de esta manera no tiene futuro. Hay que convencer a los tomadores de decisiones” impera Ezcurra, pero ¿realmente nos escucharán o necesitan un escarmiento de quiénes tienen valor en el articulo 39 de nuestra constitución?

Mientras tanto, hay una opción fácil, rápida, coherente y conciente para ayudar a preservar la biodiversidad y es ser conciente desde tu vida cotidiana. Romper estructuras de formas de vida adquiere valor para una naturaleza en amenaza:
• Acuérdate de la cubeta debajo de la regadera
• Sal mas seguido en bici que en auto
• No compres animales exóticos como mascotas
• No dejes luces prendidas si no regresarás en menos de 5 segundos
• Conoce más sobre las especies en la naturaleza con herramientas como el Wild Finder
• Y ve esta hermosísima película: HOME

Durante toda la mesa se recordó que “un país sin mangles, sin costas, sin bosques y sin selvas pone en riesgo su viabilidad” y con ejemplos como la destrucción de 40 hectáreas de mangle para n desarrollo hotelero donde e multa con 3 mil pesos, se confirma que este México mágico surrealista se pisa la cola y culpa al de un lado.
¿entonces?


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