miércoles, enero 25, 2006

En la sobremesa argentina


La combinación de razas, lenguas e ideologías mundiales son diferentes entre si -algo completamente comprensible- pero se asemejan al analizar las variadas crisis o problemáticas sociales que conversan en un hostal de Buenos Aires.
Se comparan y relacionan eventos de protesta, niveles de vida e incluso conclusiones posibles pero -eso si- cada uno concluye por medio de sus experiencias nacionales, las posibilidades y desventajas. Aquí en Pangea, el hostal donde me he sumergido en estas comparaciones, se alojan representantes de varios países: Perú, Francia, Alemania, Israel, Holanda, México, Argentina y Chile.
Las ubicaciones mundiales no enjuician una postura, sino exponen uno de tantos caminos que dentro de cada territorio se puede proyectar.

Al norte de Francia se encuentra Marsella, la segunda ciudad más grande del país con puerto comercial y una población de 807 mil 71 personas. Misma capital del departamento Bocas del Ródano de donde provienen los dos franceses que visitan el hostal. Ellos viajan con el “subsidio” que su país les da por ser desempleados. Vienen a Argentina, después cruzarán el océano Atlántico hasta Asia regresando de nuevo a América pero por el sur hasta Canadá y después bajarán a México.
- ¿Para qué ser parte de la unión europea si el sueldo no alcanza siquiera para vivir con los mínimos beneficios ciudadanos como lo es una casa, probabilidades de crecimiento y tranquilidad propia?- me cuestiona Gregory, quien esta conciente del problema económico de la mayoría de los franceses que no viven en Paris ni se sustentan la vida con un empleo mayor al salario mínimo. Greg no piensa vivir de él ni con este sistema…
Mi pensamiento se mueve…
Yo Karenina, que busco motivar, aportar y planear formas de soluciones para las problemáticas de mi país… ¿qué debería analizar sobre esto?
Hay conciencia; hay propuestas imaginadas; pero no empleadas… ¿qué se tiene que lograr para fomentar un interés colectivo de solucionar nuestra forma de vida socialmente hablando?
- Guerra solamente- concluye Greg en la sobremesa después de una comida preparada por los alemanes. -por mas que yo deteste la guerra, es la única forma que los franceses entenderán, ya que están cerrados con políticas absurdas para el supuesto desarrollo social. La guerra es lo único que los confrontaría y los eliminaría; así podremos omitirlos en el futuro de mi país-
Yo no soy ciudadana francesa y mucho menos conozco el país, por ello; no puedo sugerir ni debatir nada, pero la guerra -para mi- es desastrosa. Recuerdo a un compañero de la Universidad que me comentó: yo si tuviera algún poder institucional que mueva a México, oprimiría de una forma tan trágica al pueblo que por fin abrirían los ojos y la pasión para hacer algo por su país. Aunque me maten; moriría en paz.
¿Esto es acaso lo único posible para mover al pueblo?... Yo creo que no -concluyo-

domingo, enero 15, 2006

Buenos Aires... Argentina

La sensación sobre lo desconocido puede ser variada... miedo, emoción, planeación, coraje, valentía... ahora yo vivo una: felicidad...

A unas 23 horas con 6 minutos estaré abordando el avión hacia Buenos Aires, con escala en el defectuoso y Santiago de Chile. Espero que el viaje fluya a través de la vibración... a través del positivo sentimiento humano sobre lo incierto y a lo maravillosamente nuevo.