jueves, julio 08, 2010

El fucho: entender para seguir

Lo entiendo. Aunque conquiste mi realidad cada domingo, o cada cuatro años en su temporada de un mes; aunque la gente olvide el ritmo prioritario de buscar sobrevivir. Entiendo la pasión del futbol y acepto entenderla para seguir con mi vida normal pero no justifico lo que se ha perdido a causa de su tergiversado interés por atraer audiencias.

Sí, todo mundo habla de él o te rodea su existencia. Lo primero que conquista son las marcas de productos y espectaculares; los espacios en televisión, radio y prensa, y las ventas ambulantes de temporada. Pero también lo encuentro por extraños recovecos de mi ritmo de vida, como de referencia en un papel tirado frente a mi hogar en el primer partido de México, o como en una charla que inconcientemente inicio yo por mi desánimo en tiempo de fucho… el futbol es –quiera o no- una vena en el cuerpo de la sociedad y no aceptarla sería no reconocer una parte de su realidad. Realidad que se me atora en la garganta.

Todo el mundo sabe que nos une más el futbol en la FIFA que la democracia y calidad de vida en la ONU. Pero saberlo no deja de ser lo más desagradable de esta costumbre en nuestra forma de relacionarnos entre seres humanos. Nos gusta más la competencia que el diálogo, los duelos más que los acuerdos. Aunque existe el otro lado de la moneda en las razones por las cuales, el futbol es parte de nuestra vida; no tienen el peso para equilibrar lo insípido que me resultan sus provocaciones de mercado. El Waka waka plagiado de la estrella de moda, el emparedado mas importante que el deporte, los tiempos fotográficos para publicidad en vez de entrenamientos para su objetivo ¿principal? en el futbol.

Imagen: googleadas AQUÍ

El fucho puede gustar para reconocer estrategias de juego, de defensa o de ataque; te ayuda a mover el cuerpo, no necesitas entender el idioma del oponente por ser las patadas el lenguaje de su relación. Si eres profesional puedes conocer territorios de otras naciones y como afición o asistente puedes sentirte parte de un equipo representativo que ni siquiera sabe que existes. Invertir para viajar a Sudáfrica con el objetivo de asistir al partido de tu país; en las condiciones en las que llora aquel continente, es tapar con una mano a quien te pide pan por la calle.
Sé que mis palabras inspiran el debate provocado por la sensación del gusto por seguir al equipo, a la historia deportiva, al placer del movimiento para el fin del mundo… el fin del mundial.. el mundial en finales… sin un final que incluya al mundo. Compra, consume y has parte de tu gusto al espacio de trabajo, donde conectar una televisión en el sala de juntas es hasta propuesta federal para escuelas e instituciones.

A inicios del mundial recuerdo que llegué a mi casa por la noche y observé de reojo un papel y encontré un papel en el suelo frente a mi puerta. Los niños entusiasmados hablaban de un ganador mexicano sin claridad.

Foto: Karenina
Aquel papel frente a mi puerta

El futbol se presentó en el patio de mi casa, en la ventana del automóvil, en el muro del Caralibro mejor conocido como Facebook. Creo que de las frases que pongo; sólo la referida al futbol “Odio odiar... pero odio el futbol... si alguien me postea algo de fucho... juro que no le hablaré en muchos días...” le ganó a las fotografías cuando me corté el cabello. Medidas de interés, de audiencia y de ocio… pero al fin y al cabo medibles subjetivamente.

Imagen googleada

Después de revivir el desanimo de esto tiempos, el gusto de encontrar mi ciudad libre de automovilistas adictos a la vida del balón por televisión y recordar a Galeano en su texto “futbol a sol y a sombra” asimilo que esta etapa de cada cuatro años con sus momentos lúcidos cada domingo al medio día; es el momento perfecto para alejarme de aquellos que gustosos gritan Gol sintiendo que ganamos una lucha, un encuentro con trascendencia histórica, con inspiración para colorear la sangre de patria. Después de todo, entre la indiferencia social y la adicción futbolera; esta sociedad sigue enferma de banalidad y arrogancia.


Y a manera de preludio, les cuento que en pocos días tendré contacto con las europas y espero tener el tiempo para que la inspiración siga publicándose por este medio…