domingo, marzo 06, 2011

Para vencer los obstáculos.

Llegué a mi casa bostezando, con una sonrisa de frente y cientos de pensamientos por dentro. El séptimo paseo convocado desde las chicas Femibici el sábado 5 de marzo, me dejó más cansada de la voz que de las piernas, más de mi cabeza que de mi cuerpo. También me dejó con el corazón lleno y la esperanza fortalecida.

Me sumo a este grupo de corazones que no dejamos de mover nuestra vida por una atmósfera mejor a nuestro alrededor. Sea como sea. Reproducimos con nuestra humanidad acciones que aunque sean pequeñas, alcanzan a ser parte de una avalancha de transformaciones desde la sociedad. Desde esta trinchera urbana y años atrás se ven más bicicletas en las calles, más personas reflexionando y queriendo cambiar su forma de transportarse, mientras que –en contraste- las pésimas decisiones de los gobernantes no benefician invirtiendo primero en un puente atarantado para motores contaminantes que en vías seguras para transporte sustentable. En fin…

Foto: Patricia Karenina

Íbamos por el paseo, con la guía quien propuso, recorrió y punteó la ruta de esta séptima masa ciclista femenina. También con las libélulas haciendo corcking (vallas frente a automotores), con las informantes, las cantantes, las disfrazadas y las arregladas, las alivianadas, las nerviosas y las graciosas, nos animamos juntas, de manera individual y como ciclistas a creer -y experimentar- que somos más capaces de lo que creíamos.

En este 7mo. Paseo de FemiBici fuimos 34 mujeres y 6 hombres. Pasamos por avenidas que no imaginábamos transitar en bici por su prioridad al automóvil, sin embargo, Washington y Gónzalez Gallo fueron vías polinizadas por mujeres en bicicleta. Reconocimos la ciudad, disfrutamos sus calles, sentimos escalofríos por el rugir de los camiones y cantamos desde el corazón, nuestra pasión por ser bicicleteras… porque aún con la ausencia de la convivencia justa entre peatones, bicis y autos, sabemos que en esta ciudad necesitamos personas que provoquen el cambio, y como decía Gandhi, nosotros nos sumamos “al cambio que queremos ver en el mundo”.

Foto: Patricia Karenina

Desde este camino llamado utopía: que la ciudad se llene de ciclistas, pero con educación vial. Que los autos sigan moviendo sus motores de un lado a otro, pero no a distancias menores de 8 kilómetros. Que el aventón a conocidos sea formalizado por los gobiernos y que las rutas de las zonas centro de los municipios sean otorgadas al paso libre de peatones, bicis, perros con correa, niños inquietos, expresiones artísticas, locales de comerciantes y productos regionales, o al menos de cooperativas de comercio justo.

Visualizo una ciudad donde ya no se requieran paseos ciclistas para convencer, incentivar, acercar o generar curiosidad en sus ciudadanos; sino que la costumbre de una bicicleta como principal transporte en esta ciudad acapare a todas las mentes que hoy están conquistadas por los prejuicios que no ayudan a sanar la ciudad. Percibo cómo la bicicleta es una medicina para abrirse a la colaboración, conciencia y relación justa para una convivencia vial respetable, que tanta falta nos hace a todas y todos.

Foto: Patricia Karenina


En el 7mo. Paseo Femibici “Diversi-feminidad” aprendí de una niña de siete años que no se puede pre-juiciar retrasos en el paseo por la edad de las asistentes. También aprendí de los hombres que entre su amistad, comprensión y caballerosidad no dejarán de buscar ayudarnos en los paseos, por más que reconozcan que podemos cubrir, parchar una cámara, atender a ciclistas o dialogar con un automovilista histérico. Y continúo en mi paciencia, mi cariño y mi agradecimiento para recordarles que queremos seguir en el aprendizaje de “hágalo usted sola” de sentir que no necesitamos a otro alguien para solucionar nuestras propias necesidades.

¿Por qué? Porque somos seres vivos, mujeres, tapatías; no indiferentes ni ignorantes de cómo sobrevivir con atención, experimentación, intuición e instinto, en esta selva urbana. Somos inexpertas ante la incertidumbre, pero somos resistentes ante las adversidades.

Y así fue ese sábado, con retos en la ruta, cruces de avenidas, vueltas y equilibrios, saludos y respeto a los peatones, y consignas impresas para aprenderse. Pedaleamos más de 8 kilómetros y arribamos al Andador Escorza para una proyección de un documental italiano. “il corpo Delle donne” describe cómo se ha desvalorizado el cuerpo de la mujer en la televisión pública haciéndonos creer que la belleza artificial es mejor que las arrugas del camino.

¿qué queremos hacer con nuestra femineidad? ¿desde qué ojos nos observamos como mujeres ante este mundo en su mayoría machista y desequilibrado?

Foto: Patricia Karenina

Hay muchas formas, hay muchos estilos, acciones y propuestas. Yo creo que la más importante es la que una carga desde el corazón y la acción en cada respiro, en cada mirada. La búsqueda de equilibrio entre hombres y mujeres es necesaria, importante y si convocamos un paseo para mujeres no significa alejamiento de dicho equilibrio. Lo que realmente buscamos es confirmarnos como seres vivos, como personas –porque algunas aún no creen poder solas- y que unidas en sociedad (con otras mujeres y todos los hombres) se logra vencer los obstáculos.

Si quieres sumarte a un paseo Femibici, recibir información o inscribirte al taller para saber andar en bici, escribe a femibici@gmail.com



Diseño del Cartel: Rossy Galván