miércoles, noviembre 03, 2010

Al otro lado de la indiferencia...


Publico estas palabras que expresé hoy en el marco de la IV Semana de Ciencias Políticas y Gestión Pública en el ITESO. El tema: Recuperación de Espacios Públicos, Proyectos Culturales y Movilidad Urbana: retos de una metrópoli.

Dejo también el audio de mi exposición al final de este texto por si gustan escucharlo.


Antes de tocar nuestro tema, quiero confesares que al informarme con quien compartiría la mesa, me causó curiosidad, después extrañeza y al final me quedé cargando la intensión.
Agradezco la invitación a los alumnos de la carrera en Ciencias Políticas y también les agradezco por el nombre de la mesa, porque precisamente son de “los retos de una metrópoli” de donde quiero iniciar el tema.

Todos lo sabemos, nuestra ciudad esta enferma. De contaminación en el aire, de calles anchas y banquetas angostas, de construcciones adictas a los autos y de bicis que sólo pasean en domingo. También esta infectada de la falta en educación vial y de la indiferencia que la deja agonizando; del miedo a utilizar otra forma de transporte que no sea el auto particular y de realidades como:
Los más de un millón 500 mil vehículos automotores que existen en nuestra ciudad, mueven sólo al 31% de la población.
La ciudad se asfixia con inversiones como en lo que va de este 2010, donde cada 100 pesos que el gobierno de Jalisco gastó en infraestructura, destinó 83 pesos a obras para el auto como pasos a desnivel, túneles y retornos elevados, no priorizando proyectos para el transporte público, ciclovías o rescate de espacios. No hablemos de los intereses partidistas que secuestraron decisiones en alcaldías de los últimos días.

La lista de sintomas y efectos secundarios que nuestra ciudad carga con los años, es amplia, pero parece que la costumbre a su enfermedad nos provoca olvidarnos mientras nos quejamos . La pregunta del por qué sucedió esto, forma parte de una introducción al problema, pero hoy, que llegamos en auto, transporte público, bici, moto o a pie; nos hemos dado cuenta que sucede algo.

En ese momento traemos a la mente esos spots que señalan el problema como una fila de autos hasta Chile. Intersante dato pero ¿qué sigue? ¿qué se propone? Algunos se podrán preguntar ¿será necesario un puente atirantado? ¿es prioritario una vía express que destruya un proyecto de parque lineal? De verdad ¿es necesario un transporte público que pase 12 metros debajo si los mantos acuiferos estan a sólo 10?

Como ciudadanos, pobladores, personas; podemos decidir en varios niveles de re-acciones hacia el tema.

En el primer nivel, uno observa y critica. Tal vez a sabiendas que existe un culpable o una razón perdida en el pasado de quien hizo mal las cosas y que como individuo la capadidad es casi nula. Sigo mi vida sin intervenir en mis acciones cotidianas, como un auto vacío cada que salgo del campus. O un tenedor desechable en vez de cargar unos metálicos.

En el segundo nivel de reacción, nos informamos principalmente de lo que hace el gobierno con el poder que le otorgamos, de qué hacen las empresas que fueron contratadas o convocadas para satisfacer las “supuestas” necesidades de la población, y de más instituciones sumadas al tema, como ITESO. También hay quienes se interesan en lo qué hace la organización social civil para resolver, lo que los otros tres han dejado fuera de agenda.

El tercer nivel entra como punta de flecha en el corazón. Se inyecta y recorre todo el cuerpo mientras se cree que es tiempo de hacer algo. El convencimiento crece cuando has sentido la herida de la injusticia o conoces a más que como tú ya no quieren que la ciudad siga enferma. -Hagamos algo- grita uno –que todos nos escuchen- exclama otra. Y si hay empeño, resistencia y organización, este cuarto nivel aparece.

La responsabilidad es de todos y todas. Nuestras acciones diarias son lo que nos hacen caminar hacia la utopía de lo que deseamos, para que sutilmente suceda en nuestro alrededor.
Porque ¿cómo se pide seguridad, si al manejar un “rinoceronte motorizado” queremos que el ciclista se haga a un lado? ¿cómo se critica la politica pública si nuestra relación con el otro es de “a ver quien pasa primero” si yo ciclista o yo peatón, o yo automovilista, yo chofer?

Por eso, el cuarto nivel es provocado con el entendimiento de que todos estamos en el problema, y por ende todos tenemos el poder de cambiarlo. El desagrado se convierte en incitación de acción, te cubre de decisión para intervenir, gestionar, manifestarte, aprender, reconocer, exigir, resistir. La ciudad caotica, contaminada y violenta es la razón que nos impulsa en el Colectivo Movilidad Solidaria a estar diariamente del otro lado de la línea de indiferencia.

Foto: Karenina Casarín

Con la paciencia como aliada y la humildad como guerrera, varias personas de la comunidad ITESO nos reunimos a explorar nuestra responsabilidad de acción en este problema. Después de casi tres años seguimos de frente, y aprendiendo a lidiar entre las responsabilidades académicas –y profesionales- con los compromisos voluntarios.

El 5 de noviembre del 2007 nació la chispa del Colectivo Moviliad Solidaria del ITESO, entre un grupo de alumnos y egresados que con diversas experiencias de vida, decidimos unirnos en un mismo objetivo: aumentar la conciencia de la comunidad universitaria por una movilidad incluyente, conciente y ecológica. Inspirados y algunos sumados, en las acciones de grupos civiles en la ciudad, trabajamos por compartir la conciencia de las minimas acciones que son estos grandes cambios.

Foto: Karenina Casarín

¿qué tanto sirve ofrecer espacios vacíos en el auto? ¿irme en bicicleta sin ciclovías en la ciudad? ¿por qué hacer rondas con otros si algún día puedo cambiar de destino?

Tan sólo en el ITESO, entran en promedio 7 mil autos diariamente donde el 70% son usados unicamente por el conductor. Mientras tanto, el servicio d el transporte interno al ITESO, otorgan alrededor de 1132 servicios diariamente y a la semana casi el total de los autos en un solo día. ¿qué pasaría si de esos mas de 4 mil 500 autos que vienen solos, llenaran sus espacios? Podriamos entrar con ellos mas de 13 mil personas. Hagan cuentas. En el ITESO tenemos 3500 cajones de estacionamiento. Imaginemos que todos entran en autos de 4 plazas y llenos. Podríamos llegar al campus 14 mil personas. Y somos en la comunidad universitaria alrededor de 11 mil.


En el Colectivo Movilidad Solidaria, existen corazones diversos con presencias temporales, intensas y creativas. Decidimos invertir el gusto de vivir en la participación ciudadana porque es el camino que toca el alma de la transformación social, y no sólo del interés individual.


Foto: Karenina Casarín

Mientras pido aventón pienso ¿por qué no me ve siquiera o sonrie, aunque no me lleve? Aunque no se de el favor, una sonrisa siempre es un regalo. Otros hasta apenados te dicen detrás de su vidrio que no van para allá, y otros en “nivel 4 de reacción” se acercan y dicen: -No voy para Colón pero alguien va para Periférico y Guadalupe?-

Los retos de una metrópoli son de todos. De la que trabaja en la Universidad, del alumno, del profesor con su área reservada, del secretario de Vialidad, de la secretaria de cultura, del rector que ya no tiene cajón reservado y tiene el número uno en el folio de tarjetones, del ciclista que no tiene otra ruta más que periférico para ir a trabajar, del peatón que cruza por el área señalada y también del que no lo hace. Del automovilista que da aventón solidario y también del que da aventón sólo a mujeres. De todos es el reto. Pero lo más pre-ocupante es que no todos escogen un nivel mayor de incidencia en el problema.

Trabajar con el corazón en este Colectivo es un desafío que une el problema y la esperanza, en lo que Gramsci describe como “pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad”.

Nosotros los habitantes, reflejamos la ciudad en nuestro vaiven entre salud social y enfermedad individualista por ello, polinizamos con esperanza, de que una acción puede provocar reacción, frutos, cosechas. Las acciones en colectivo, en comunidad itesiana tienen posibilidad de evolución. De compartir el auto se han creado rondas y disminuído los autos que aún saturan las salidas en horas pico. De pedir aventón con un tarjetón, estamos gestionando un sistema virtual que vincule rutas, horarios y usuarios. De una salida en un paseo colectivo en bici al ITESO se han trazado rutas seguras hechas por estudiantes que se motivaron a encontrar el camino desde su hogar. De un poste que obstruye el libre paso en el puente peatonal –instalado por la amenaza a peatones que incurrían los motociclistas- a actualmente una gestión con nuestras autoridades, en la que seguimos dialogando.

De un gusto por ser parte de un cambio, se han generado apoyos desde diversas instancias del ITESO como en el Día de la Solidaridad en el Centro Universitario Ignaciano, o la visita de Amarilis Horta (ciclista chilena directora del Centro de Bicicultura) por parte del CIFS, del concurso de ciclopuerto con el DHDU Hábitat y Desarrollo Urbano, o los programas de radio con nuestros compañeros de Itópica Radio. Tambien diversos maestros han colaborado con la difusión del proyecto invitandonos a sus clases como ejemplo de una intervención social universitaria. Todos estamos en el tema, pero ¿qué tantos estamos en las acciones?

¿Qué hace falta? Lo de siempre: Decisión.

Decisión de apoyar a que el aire no siga contaminandose por el causante del 95% de la contaminación en la ciudad (según inventario de emisiones elaborado por la Semades y señalaron al auto). Decisión en asegurar vias ciclistas con derechos y obligaciones, y no quitar un área potencial para ello como lo que quieren hacer en Avenida Inglaterra con el proyecto de la Vía Express.

Tambien hace falta decisión para levantar un pulgar y mostrar tu ruta, o acercarte por interés propio y ofrecer tus vacíos y aburridos espacios del auto. Decisión para que en vez de voluntarios, sean politicas internas al ITESO las que sigan moviendo el interés de todos, por solucionar lo que en cada mañana, nos da pautas para frustrarnos. La hora y media que algunos han hecho en automovil, las mojadas por camioneros que pasan velozmente por un charco a tu lado, o los aceleres motorizados mientras pedaleas por una calle que también es tuya.

Foto: Karenina Casarín

En el Colectivo Movilidad Solidaria, decidimos reunirnos todos los jueves de 3 a 4 de la tarde en el salón B-103 -donde todos ustedes estan invitados-. Hemos hecho intervenciones en la zona uno de aventones (glorieta de la entrada) para conectar auto y peatón con una estrategia divertida y provocadora. Proponemos rutas seguras en nuestra página www.movilidad.iteso.mx y convocamos a pedaleos colectivos en diversas fechas del año. Proporcionamos a la comunidad ITESO un tarjeton para pedir y dar aventón solicitandolo en nuestra pagina web o en mesas de información temporales.

Los miembros de Movilidad Solidaria no comenzamos en ese 2007 con la mejor educación vial, o un plan de intervención o una estrategia de solución, al contrario, el paso en esta exigencia nos ha formado en el continuo andar en compañía de la comunidad, hacia la congruencia, hacia la utopía.

Termino citando a Marc Augé como regalo para la esperanza y con “elogio a la bicicleta” porque “El ciclismo es, por tanto, un humanismo que abre con renacidos bríos las puertas de la utopía y de un futuro más esperanzador: el símbolo de un futuro ecológico para la ciudad del mañana y de un proyecto urbano que tal vez podría reconciliar a la sociedad consigo misma."

Para mas información escribanos a movilidad@iteso.mx

Gracias.







Foto: Karenina Casarín