jueves, abril 30, 2009

Los tapabocas tapatíos en: Un día común


Sigo visitando las calles. La concurrencia no fue la misma en mi trayecto al trabajo. Aun en el ritmo, seguían los puestos en la calle Libertad, los vagabundos en los parques, las palomas y el que riega las jardineras del Ex Convento del Carmen, el periodiquero de la calle Blanco, los camioneros de ruta.

A tres días del “destape” de la influenza en las mentes colectivas, los tapabocas han aumentado considerablemente en los rostros de las personas. En el Tren Ligero, me senté en un pedacito del suelo (aunque su reglamento me regañe al hacerlo) y observé que me rodeaban 5 personas con la mitad de la cara en azul o blanco. Los que traen cubre-bocas aún no sobrepasan mas de la mitad de personas que intercepto en el camino, pero si es extraño ver a tanto “enfermillo” que quiere cuidarnos de sus babas.

Por la tarde-noche tuve dos noticias. La primera, una reunión con viejas amigas de la secundaria; y la segunda, la suspensión de asistir a mi trabajo; justificado por elevar a Nivel 5 esta alerta de pandemia desde la Organización Mundial de la Salud.
Y la gente, tiembla aun más. Me escriben por Messenger, me habla mi madre, ya no me dan abrazos energéticos. Se cree que este nivel 5, significa mayor peligro en nuestra cercanía, en nuestra ciudad; en nuestra propia boca. “Ya no más besos, ya no más amor, que te pego la gripe porcina”.


Me reuní con mis amigas por la noche. Entre el ya típico tema de mesa (y no chismes personales sino mundiales debido a esta gripe) junto con opiniones de futuros viajes y relatos de relaciones retadoras; una voz nos interrumpió. Amablemente, los meseros del café subieron el volumen de la televisión para escuchar a nuestro “Señor Presidente” Felipe Calderón. “es que es bueno estar enterados” mencionó detrás de la mascarilla desechable, la chica en la barra.

Entre que “no hay lugar más seguro que tu casa” y que “esta enfermedad es curable” reí atónita en pleno discurso. Llevo tres días en continua lectura del tema. Hay especialistas que señalan mutaciones, mortandades, vacunas inexistentes, que el virus se propaga más rápido en espacios cerrados, que aun no se contagia gente en el estado de Jalisco, que los cubre-bocas solo sirven 24 horas y que ya escasearon. Tomo un trago de mi rico tesito de mango.

Sea lo que sea, esto está clavado y tejido en la desinformación del pueblo y hasta de nuestro señor Presidente –tal vez diga que los especialistas son los estúpidos- y el punto más pre-ocupante de esta desinformación es: la reacción en cadena
.
Alerta es estar preparado, agazapado cual león –leona en mi caso- para activarse en el momento que debe ser. Prevención es unan medida importante ¡pero sin histeria! por el amor al Planeta, que es le más jodido con nuestras enfermedades.

Que la lo-cura sea la cura de la humanidad; no la enfermedad, nuestra autodestrucción.

In-forma-te

De las mascarillas
De las pandemias y sus niveles de alerta
Del Tamiflu
De lo que hablan los medios sobre el tema


Con el tema en la mano...

Una muestra de la creatividad inspirada por el encierro...
Proveniente de un buen amigo que se rasca la cabeza y no logra parar la comezón...

¿será?

lunes, abril 27, 2009

Inspirados en agredir desde una moto.


De un caso esporádico, de voces; se convirtió en una experiencia. El pasado sábado por la noche, salí de mi casa en bicicleta. El aire de primavera me provocó el gusto de sentirlo en los brazos, en el cuello; en los hombros. En aquella solitaria Avenida Libertad, el olor de los árboles era agradable e intenso. Eran los únicos seres con vida en esas tres cuadras de mí alrededor. Pedaleé hacia Avenida Chapultepec.

Mi contemplación fue interrumpida por el sonido de un motor. Lo identifiqué a mi lado derecho. La distancia entre autos estacionados y yo, era menos de metro y medio, mientras que a mi lado izquierdo, el asfalto cubría 4 metros más.
Reaccioné que aquel motor eran dos ruedas con mucho mas tiempo detrás de mi, que el necesario para rebasarme. Volteé a ver, al tiempo en que una mano tocaba mi seno derecho. Aceleró.

Desde muy dentro de la boca de mi estomago nació la irá, el miedo y la adrenalina con una intensidad total. Grité como sólo estos sentimientos de frustración te inspiran a hacerlo. “¡aaaaaahh! ¡Idiota! ¡pendejo!”
Seguí pedaleando detrás de él por segundos.
Una cuadra después del encuentro, me volteó a ver y dudó si irse a su lado izquierdo o derecho. Huye por la calle Atenas hacia Avenida Vallarta.

Esta no es la primera vez que un hombre entre 30 y 40 años de edad, maneja una motocicleta y molesta a mujeres.
Las voces mencionan que roban de las canastas y provocan sustos de chicas que pedalean o caminan. El cuadro de la ciudad donde se ha identificado esto, es un espacio que con mis años de vivir en él, me exigen cuidarlo. El miedo que cargué por unas horas, ahora lo guardo como una atención y una ispiración. Seguiré pedaleando sola, pero estaré más atenta.

Locos y enfermos nos diferenciamos mucho.

Fui una victima de una reacción enferma de la sociedad y por ello me inspiro a escribir sobre ello. Si alguien de ustedes ha sido víctima de personas en moto por colonias allegadas o dentro del centro de Guadalajara, contáctenme. Mientras más seamos, más nos escuchamos.