lunes, diciembre 12, 2011

Tejer en mixe

Wijën Kajën. Dos palabras en mixe que significan despertarse y desenrollarse, pero juntas definen una filosofía: saber y conocer para la comunidad. En Jaltepec de Candayoc su cultura no sólo se resguarda en su idioma sino en su trabajo por retomar lo que les han usurpado: sus tierras, su bienestar, su comun-unidad, su tranquilidad de vida. Como en muchas poblaciones saben que el problema se encuentra en las mañas de su instinto y la historia olvidada, sin embargo en este instinto se encuentra también su esperanza de sobrevivencia y el respeto natural a lo que les rodea.

Salvarguardar las lenguas no es sólo para dialogar sin que otros entiendan o para que se escuche bonito, sino por recordar y actuar desde la cosmovisión que creó estas palabras. Algunos estudiantes universitarios del Instituto Superior Intercultural Ayuuk, mejor conocido como la ISIA, piensan de esa manera. Quieren ser parte de la solución de conflictos entre comunidades, ser mediadores en la información y los problemas en sus tierras, quieren trabajar medios informativos y virtuales a favor de sus tradiciones.

En el ISIA se trabajan camas de siembra.
Foto: Karenina Casarín

El pasado 9 y 10 de diciembre, me presenté frente a once corazones jóvenes que estudian la Licenciatura en Comunicación para el desarrollo social, en este Instituto intercultural. La razón fue el taller intensivo de periodismo que cerraría el proceso semestral que el periodista y académico Sergio René de Dios había tenido con ellos en educación a distancia.

Aparte de la interesante sesión de más de 12 horas en dos días, el contacto con la comunidad, su cariño, los caminos, las nubes, los árboles frutales, los problemas ambientales, la comida y sus festejos fueron parte del re-conocimiento y el deleite.

En el taller de periodismo en el ISIA. Trabajando los ajustes de notas informativas.
Foto: Karenina Casarín

Para entender por qué la población Jaltepec es de Candayoc y por qué existen habitantes de más de 14 pueblos de los alrededores viviendo en ese mismo territorio, fue un tema de conversación con alumnos y coordinadores de áreas educativas y administrativas de la ISIA. “este pueblo es una consecuencia de lo que sucedió allá” relataron en la cena de tlayudas con quesillo. Existen algunas pistas en Internet para saber más al respecto, pero no es lo mismo que ver la tradición salir de la voz y mirada de quienes aun recuerdan, de quienes aun luchan.
Por estos territorios los monocultivos también rodean y amenazan. Ranchos de 15 hectáreas siguen sacando sus 10 mil cajas de limones y se pelean los costos cada dos horas cuando se contacta con “el mercado”, según lo dicho por voces de taxistas, profesores, amas de casa o cocineras. El eucalipto, la caña y el maíz híbrido también presionan mientras que, si caminas por los caminos de Jaltepec te encuentras tamarindos, mangos, guayabos, naranjos, plátanos, aguacates y maracuyá abiertos a quien guste acercarse. Algunos pobladores se han dejado vencer por los ingresos, y otros resisten protegiendo la tierra con su trabajo en policultivos o conociendo más experiencias agroecológicas como los cultivos agroforestales.

-Mëkiëpë- se saludan los pobladores entre ellos, –buenas tardes- nos dicen a los foráneos. Probablemente con el tiempo vean común nuestro respeto al saludarles también en mixe, al trabajar también la cosmovisión. Como cantó por ahí el uruguayo Gustavo Pena “Todo tiene un tiempo, vos y yo tenemos la alegría”.

De entre mi consumo visual sobre todo lo que se oculta en lo verde de la naturaleza, percibí que a pesar de que el cocuite –árbol que puede crecer fácilmente con un “codito”- se dé en muchos estados del país como mi Jalisco, en estos terrenos veracruzanos y oaxaqueños lo usan más como horcón o cerca para los terrenos. Aparte de ser un árbol que crece dando sombra desde la cerca, en marzo y abril da unas bella flor, y si machacas y hierves 250 grs. de hojas en un litro de agua para mojarte la cabeza quita el dolor, según voces del pueblo que lo han intentado.

Un reto en el periodismo -les contaba a estos jóvenes de entre 19 y 22 años de edad- es que la pasión no se deje vencer por lo complicado que puede llegar a ser producir, transmitir realidades, que alguien las consuma y que sirvan de algo. El camino es el aprendizaje y la experimentación parte del placer. Aprender de ustedes fue un gusto.

El grupo (aunque faltan dos).
Foto: Karenina Casarín

Después pensando en todo lo que traté de transmitirles en esos intensos momentos, reflexioné. Puedo no comprender por ser de muy lejos, puedo no haber vivido lo que su sangre ha soportado, sin embargo mi andar se encuentra también en este mundo de adversidades. Soy mujer, nací en una ciudad y quiero entenderme con la tierra para trabajar junt@s. Nuestra tarea: utilicemos las leyes de la naturaleza a nuestro favor para lograr solucionar los problemas generados por las guerras. Ahora nuestro tiempo se abandera hacia el Buen vivir.

jueves, diciembre 01, 2011

Ser campesino, es ser libre

Para Don Ezequiel, vivir en este planeta valorando lo que obtenemos de él significa dar “Las primeras horas del día a la naturaleza”. Su conocimiento se ve reflejado en la parcela que abastece desde hace 20 años sin fertilizantes químicos ni contratos con empresas trasnacionales. Su experimentación es parte del intercambio entre voces del campo que se reúnen como cada noviembre en Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalisco.


Foto: Karenina Casarín
Recorrido por la parcela y explicación de proceso para fortalecer la semilla
con la variedad criolla desde la polinización libre

Con 7 años de trabajo en la escuela de la Red de Alternativas Sustentables Agropecuarias [RASA], la parcela sostiene con gran esfuerzo, cosechas de 34 variedades de maíz provenientes de diversas partes del país. Se cuenta con baños secos, construcción de adobe, lombricultivos, árboles frutales jóvenes con su primer año de brote, gallinas, guajolotes, verduras de temporada, plantas medicinales, trigo, sorjo, huizaches, bule, sandia, y más diversidad que seguro no visualicé. Con el trabajo del Paye y la circunstancia efímera de la ayuda, se ha mantenido un crecimiento de experiencias y resultados en ese espacio de tierra.

El trabajo del campesino es un gran esfuerzo y es aun más sagrado, porque es el que provee para nuestra ceremonia del diario vivir: los alimentos. Sin embargo, hay circunstancias de un sistema político empresarial que no para de afectar a la naturaleza por una necesidad monetaria más que de subsistencia.


Foto: Karenina Casarín

En este encuentro asistieron más de 50 campesinos, productores y promotores de la agroecología provenientes de la región de Jalisco y estados como Tlaxcala, Chiapas, Guanajuato y Veracruz. El sábado 26 de noviembre fue el encuentro entre campesinos y el 27 se intercambiaron palabras, productos, semillas y experiencias también con consumidores.

En la primera charla se compartió la experiencia del Grupo Vicente Guerrero en el estado de Tlaxcala sobre el proceso de la ley estatal de cuidado y defensa del maíz nativo que ya aprobada desde enero. Actualmente se trabaja en el proyecto de reglamentación para que ejecutarla. Parte de lo que se ha pedido es que el 5% del presupuesto del sector agropecuario, sea “para los campesinos que fomentamos la siembra de maíz a partir de una cultura agroecológica” describió Emiliano, campesino de Tlaxcala. “¿por qué nuestra emoción de hacer esto? Porque es lograr defendernos del sector empresarial trasnacional” recalcó.

Foto: Karenina Casarín
Emiliano mostrando la publicación de la ley que protege al maíz criollo en Tlaxcala

Por parte de Semillas de Vida AC, Adelita San Vicente explicó el contexto de las iniciativas del gobierno en sembrar más campos experimentales de maíz transgénico. “La lógica campesina es la de la milpa donde existe la diversidad, el apoyo entre unos y otros; mientras que la lógica capital es el de acaparar, unificar una sola necesidad, un sólo campo” describió Adelita. La propuesta para el próximo año es luchar contra los transgénicos como red de defensa.

Desde la dinámica de mesas de trabajo, se dialogó sobre la importancia del maíz, qué se ha dejado de sembrar y cuál es el papel de los jóvenes en esta lucha. Los grupos fueron divididos en mujeres, hombres y jóvenes, los cuales expusieron las ideas que se transformaron en retos de todos los miembros de la Red RASA.

Foto: Karenina Casarín

Héctor mejor conocido como El Seco, dio resumen de las alternativas de acción analizadas en las mesas de trabajo, tales como la vinculación de información en red para saber de otras experiencias. También compartir los conocimientos a través de herramientas culturales como obras de teatro y talleres ayudaría a no generar obligación en jóvenes sino incentivo a su curiosidad latente.

Al medio día del domingo se abrió el tianguis agroecológico con diversos productos como miel, pan, dulces de leche, jitomate, chayote, plantas medicinales y de ornato, frambuesas, café de mojote, dulces de miel, propóleo, galletas. También se hizo un intercambio de semillas de maíz y de contactos.

Foto: Karenina Casarín

Ser campesino es ser libre. Y no es una perspectiva única de quien es campesino sino también de urbanos y consumidores conscientes, según las opiniones registradas en la galería itinerante sobre la mujer y el maíz que se ha expuesto en diversas zonas del Estado. “ya no se ve tanto el nivel marginal” se expuso entre productores y consumidores. “Estos encuentros sirven para juntar mundos que no son ajenos ya que todos hablamos de alimentos” y como productores se recalcó que es importante que “tengamos la esperanza en cada una de nuestras manos para trabajar en familia y avanzar pasos más grandes”.

Un ejemplo de esto es la concientización a la gente de El Salto, comunidad al lado del río más contaminado del país, el Río Santiago. En el lugar “Existen tres generaciones con pensamientos diferentes: los ancianos que disfrutaron el paraíso del lugar, los adultos que disfrutaron del río en su infancia y los jóvenes que no creen lógico que ese río contaminado y oloroso fuese alguna vez distinto” comentó Graciela González, habitante de El Salto. Ahora, la gente cargando su tristeza y enfermedades, han decidido trabajar la experimentación de sembrar, de cosechar agua, de re-conocer la tierra como la madre que nos da vida y que hemos estado hiriendo como humanidad.

“Nos quejamos del sistema político, pero es lo que nosotros mismos hemos creado en la casa” comentó el Paye. “Lo que actuamos frente a nuestros hijos es lo que crece. Si crías, si vives con familia unida, respeto y trabajo habrá mejor forma de vida”. Desde los consumidores se dio la propuesta de conocer, valorar el trabajo del campo y expandir el conocimiento de las experiencias con el consumo del comercio justo y productos orgánicos. También se pretende formas redes de vinculación entre productor y consumidor para esa alianza de mutua ayuda. La intensión existe, ahora sólo falta lo mas importante: la acción.


Foto: Karenina Casarín

Durante todo el encuentro, la ceremonia del maíz según la tradición maya bendijo el esfuerzo campesino del año. Con un altar rodeado de piedra, se agradeció la cosecha y los alimentos que se llevaron para intercambiar. Como agradecimiento y recuerdo de que todo sale y regresa a la tierra, se sacrificó un guajolote el cual fue disfrutado al día siguiente en la comida de cierre del encuentro. Los compromisos fueron expuestos y cada uno se llevó una semilla de esperanza para trabajarlos.


Foto: Karenina Casarín



Más información:
* Sobre la ley de fomento y protección al maíz nativo en Tlaxcala
* Facebook de la Red Indígena y Campesina para el Desarrollo Agroecológico [RICDA]
* El maíz Jala de Nayarit. Se presume el más grande del mundo.