lunes, mayo 21, 2012

El ciclo aromàtico

Al escuchar albahaca” puedes acordarte de una comida, un té de alivio, un perfume o un jabón porque la planta es olorosa, bella y con muchas propiedades. En el hogar donde actualmente me encuentro, entre la diversidad de plantas del huerto tienen tres hermosas de albahaca con flor de color morado claro y dos color oscuro. 
La albahaca con su flor morada al lado de la lechuga, aquella de tallo rojo



Es importante la poda controlada de sus flores ya que es su último propósito de vida y se seca después de dar demasiada. La hoja es muy común para ensaladas, acompañante de guisados como el pesto,  tés que alivian el mal estomacal, vómitos, cólicos, pero también es un excelente aromatizante.

La relación que llevo con cada planta del huerto ha dependido de la forma en que me acerco a ellas y la albahaca con su deliciosos olor me conquistó. Diariamente me asomo a olerla junto con abejas y avispas que trabajan a su alrededor. 
Manojito cortado


Para no tener tanta flor que apague más rápido la vida de la planta, podé algunas de sus flores y hojas que  me sirvieron para floreros aromatizantes en baños y cuartos de aproximadamente 6 días . Reconociendo cada parte de la albahaca es como la creatividad se inspira para el manojo oloroso. Se ven lindas tanto sólo flores como con algunas hojas también.
Acomodando el florero
 Después de cortar y acomodar tu florero, seguro quedarán restos que ya no utilizaste. Lo perfecto del ciclo de este trato con la albahaca es que pueda ser llevada a una composta donde junto con otros deshechos orgánicos son transformados de nuevo en tierra o en abono hecho por lombrices.
Aromatizante y adorno de baño


Es una satisfacción ser parte de un circulo sustentable, armónico y hasta político con la albahaca. Dejar algunas flores ayuda para que se acerquen abejas y polinicen otras plantas como la fresa o el colish. 


El ciclo terminado en la composta
Podarla para té de alivio o para no generar tanto cansancio de la planta son pretextos perfectos para seguir adornando el hogar con floreros aromatizantes. Compartir este tipo de relación con las plantas y con el huerto de casa acá en Guatemala, es parte del gusto por escribir lo que como sociedad se construye en diversos puntos del planeta.

martes, mayo 15, 2012

La soberana diversidad que alimenta.



[Texto hecho para el boletín mensual del MAELA]

Las diferencias nos unen y a la vez intentan separarnos. Sucede principalmente al encontrarnos con formas de pensar, sentir, conocer, disfrutar o convivir, distintas a las propias. Al estar de frente por primera vez, la curiosidad nos lleva de la mano a saber más de ese ser humano que pone el sabor de su propia realidad en el instante. Por ejemplo, una mexicana y un(a) guatemaltec@. Una humana nacida en la ciudad y un(a) human@ nacid@ en el campo. Una que pretende aprender del cultivo y un@ que trabaja diariamente con la tierra. Una que ofrece apoyo mutuo con sus experimentaciones de vida, profesión e ignorancia y un@ que está acostumbrad@ a la poca participación de “este tipo” de curiosas urbanas en su vida rural. 

Toda la niebla de diferencias incómodas y dudosas dejan de existir cuando una lucha nos une: la búsqueda de una soberanía alimentaria en la forma de vida. Ahí todo intercambio es bien-venido.

Como esa mexicana, he apoyado en necesidades que surgen desde miembros del MAELA Guatemala principalmente con la Red Nacional por la Defensa de la Soberanía Alimentaria en Guatemala, [REDSAG] y el Colectivo Aj Mayón. En Guatemala “antes de la invasión española había prácticas buenas y malas. Hay que recuperar las prácticas de los grupos subalternos y no de los grupos dominantes” se lee en Contra Apunte, publicación impresa de la REDSAG. 

Foto: Karenina Casarín
En la parcela de Don Luis en Cantel, Quetzaltenango
Como plataforma de lucha por la recuperación de antiguas y nuevas prácticas de producción sostenible e intercambio justo,  esta Red realiza acciones según dos factores: el abastecimiento de sana y justa alimentación en diversas comunidades del país, y la agenda pública que afecta su cotidianidad.

Entre mis actividades, el pasado mes de marzo asistí al módulo sobre agroecología organizado por la Escuela de occidente de la REDSAG. Diversos facilitadores representantes de la Sociedad Civil en sus comunidades se organizaron para este encuentro que congregó a campesinos provenientes de zonas costeras, bosques a gran altura, zonas frías y secas o cercanas a cuerpos de agua y soberanos volcanes.  

Más de cincuenta personas cargando mochilas y realidades experimentadas en el campo, se unieron para aprender de otr@s que han logrado varios resultados con la agroecología. Como práctica de agricultura orgánica se “mejora la técnica de la agricultura tradicional con aplicación de abonos naturales y recobrando la función de tocar la tierra con las manos” para no sólo proveer de alimento sino recordar la memoria ancestral del respeto a la naturaleza, según explicó el compañero Genaro Simalaj en una de las giras campesinas. Con su trabajo en una parcela de 5 cuerdas (2 mil 205 mts2) ha logrado darle crecimiento a un sistema agroforestal donde imagina tener en cierto plazo “un bosque de alimento”.  

Foto: Karenina Casarín
Explicación del humus de lombriz con los niños
Es así como comienza la soberanía alimentaria porque no sólo se habla de un derecho de alimento como recalcan programas de seguridad alimentaria sino “de que los pueblos tengan la libertad de decidir qué comer y cómo sembrar” recalcó Antonio González, coordinador del MAELA Mesoamérica y miembro también del Colectivo Aj Mayón. La soberanía alimentaria es un tejido de valores con la naturaleza, con la sociedad en la que vivimos y con nuestro propio cuerpo. 

La naturaleza es la que nos provee de vida y no podemos pedirle alimento sano si la herimos con químicos que pueden dar mucha producción pero con pésima calidad. Un campesino de la costa mostró en esta escuela de occidente como en menos de un minuto lombrices californianas murieron con un pequeño puñito de un químico conocido como 20/20 -¿Se imaginan que es lo que le hace a todos los microorganismos que dan salud a la tierra?- Preguntó con este experimento en su propia mano.  

El valor con la sociedad se adquiere al recordar el apoyo mutuo, la solidaridad, la equidad, el esfuerzo propio, la humildad y la libertad que nos hace crecer como seres humanos. Entre campesinos, urbanos, indígenas, mestizos, expertos del campo, profesionales universitarios, hombres, mujeres, niños, jóvenes, ancianos nos vemos como iguales al recordar que todos comemos para vivir y re-unidos somos más fuertes que el propio poder de un sistema capitalista que nos oprime diariamente. 

Foto: Karenina Casarín
La refa refle
Sin embargo, nos hemos dejado seducir por sus trampas y con nuestra ignorancia hemos sido derrotados. Una de las actividades en la escuela de occidente fue la “refacción-reflexión”. La comúnmente llamada “refa” guatemalteca es el tentempié antes del almuerzo o cena. Los facilitadores pusieron en una mesa manzana, mango, sandía, agua de papaya, fresa, gaseosa, golosinas y bolsas de fritas para que cada quien escogiera qué consumir. “Nadie de los que estamos aquí nos escapamos de tener hábitos errados” señaló Ronnie Palacios, coordinador general de la REDSAG al reflexionar sobre este tipo de refacción donde varios aceptaron la tentación de los productos chatarra de ese sistema que nos hiere.

“Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción” dijo en el siglo XIX el luchador libertario Simón Bolívar y en la escuela de occidente realizada en la ciudad de Xela aprendimos que “los alimentos sanos al igual que la agroecología requieren tiempo, atención y persistencia porque sus resultados son profundos y positivos”. Difícil pero sí se pude lograr “desaprender el consumismo y el irrespeto a nuestra Madre Tierra” y por ello el camino a la soberanía alimentaria es una bandera de la diversidad humana que nos ayuda a recordar la libertad que deseamos para un Buen Vivir. Solo falta que esta intensión sembrada coseche logros. 

Para mayor información de las organizaciones:
REDSAG – Web  
Facebook de la REDSAG  

Colectivo Aj Mayón – Web

sábado, mayo 12, 2012

Érase una composta en casa urbana…

En la ciudad tener lombrices como habitantes del hogar es un reto. No sólo por ubicarles el espacio, sino por los cuidados que requieren para alimentarlas, el trabajo que se invierte para mantenerlas y la necesidad de romper la estructura mental de que son un tanto feas. 

Foto: Alexandra Cornejo
"Limpiando el humus"
Hace dos años comencé a experimentar compartir mi hogar con las lombrices por la oportunidad que me daban de generar tierra en ves de lixiviados. Estas bellas larguiruchas californianas transformaban en un magnifico abono el deshecho que sacábamos de la cocina, y con ello alimentábamos la tierra de flores, hortalizas y demás. En la ciudad, no generar lixiviados es el primer reto a vencer y con las lombrices en menos de 30 días tenía tierra que ponerle a mis plantas y para compartir con amig@s. 

Después de varios aciertos y errores se me ocurrió no sólo compartir la tierra que generaban las lombrices –mejor conocida como humus- sino también un manual basado en la experimentación que tuve durante estos años. Este manualito lo pueden bajar en la siguiente dirección y como todo en esta vida puede ir mejorándose con sus propuestas, dudas y otras experimentaciones. El objetivo de todo esto es incitar a que más de nosostr@s logremos transformar nuestros deshechos en tierra y no en contaminación desde las urbes donde habitan la mayoría de los seres humanos. 

Como parte de mi andar con las “Manos de Tierra” terminé este manual mientras le daba mantenimiento a una lombricompostera acá en Guatemala, de tres veces mas en tamaño, de la que yo hice en el patio del hogar en Guadalajara. Sigo aprendiendo de las lombrices californianas y del andar así que reitero: cualquier opinión y sugerencia es bienvenida y necesaria. 

Foto: Karenina Casarín
Los chismosos del patio
Un poco de contexto:
Aprendí la técnica de la lombricomposta con Paye, un campesino de Ixtlahuacán de los Membrillos, en Jalisco México, miembro de la Red de Alternativas Sustentables Agropecuarias [RASA]. La implementación en mi casa fue basado en lo que aprendí con él, los recursos que se me facilitaban y mi contexto urbano que era muy distinto al campo, especialmente por el tiempo que podía invertirle. Espero y este manual les sirva de inspiración y provocación para tener lombrices en casa y abono en sus macetas. 

martes, mayo 01, 2012

Nuestra herramienta para disminuir la violencia


foto: Cortesía Donamor

A Samuel Enrique Santos no sólo su profesión como educador le hizo comenzar este proyecto, sino una profunda herida en su vida. Él observa que los beneficios hacia un desarrollo social no han sido alcanzados por cierta parte de la población guatemalteca donde la violencia, la injusticia, la pobreza y el egoísmo calan más que el frío en los huesos. Dentro de esta población existieron dos jóvenes que en el 2006 le quitaron la vida a su padre por un intento de robo con arma blanca. 

Desde ese momento Samuel comenzó a desafiar este problema de la violencia en Guatemala desde lo más noble del ser humano. “Hay que tener tácticas para hacer las cosas” aseguró al describir el programa “Convivencia y valores” que organizan desde la “Asociación Integral Altruista Donando Amor” mejor conocida como Donamor. Este programa comenzará el miércoles 2 de mayo en el Instituto Rafael Aqueche, como sede de la primera edición que durará cinco meses y en donde se realizarán charlas psicológicas interactivas, talleres de enseñanza técnica y presentaciones con diversas personalidades reconocidas por sus destacadas labores en el  país para que motiven a jóvenes de la ciudad de Guatemala a invertir su tiempo en herramientas útiles para su presente y futuro. 

Existen casos, donde las habilidades kinestésicas son de mayor interés que las educativas, por ello el proyecto enfoca las disposiciones de enseñanza en oficios como mecánica, carpintería, herrería, belleza, reparación de computadoras u otros gustos que han identificado en estos adolescentes de 11 a 19 años.
foto: Cortesía Donamor
Como profesor de este y otros lugares educativos, Samuel cree que este tipo de programas pueden ser de utilidad para reducir los altos índices de agresividad en donde viven y que son propensos a repetir. “Hogares disfuncionales, concepción de familia perdida en la violencia, vidas en hacinamiento o en lugares como rellenos sanitarios” son contextos que hombres y mujeres en áreas rojas de la ciudad –como El Gallito, El Incienso, La Bethania; El Limón o el Mesquital- viven y muchos de ellos descargan en sus actividades diarias con actos de vandalismo. 

“Como ONG promovemos la educación, los programas de desarrollo comunitario, actividades económicas para población vulnerable y con altos riesgos en su desarrollo social” (llamándole asi a quienes no son alcanzados por el trabajo del gobierno para la mejoría de la sociedad) según lo descrito por Samuel, director de esta asociación. Los miembros de la ONG creen en esta propuesta como una estrategia en contra de la violencia que se vive en le país y sin recurrir a más actos violentos como lo ha sido la militarización . Observada por algunos como locura y pre-juiciada por otros como negocio, “lejos de lo que se piensa sobre ganancias personales, los que aportan su granito de arena en esto creen que puede haber un cambio” ya que son más los intereses voluntarios que laborales, según lo que explica este guatemalteco. 

A mediano plazo les gustaría implementar un instituto tipo albergue donde exista formación integral educativa y de enseñanza en oficios. “hay algunos que quieren  hacer un cambio y ya habemos algunos interesados” confirmó en entrevista.
Logo Donamor

Para tod@ aquel interesad@ en participar con algún apoyo con recursos humanos, técnicas, enseñanzas, charlas, financiamiento, sedes, motivaciones o entrevistas puede buscar más información o contacto en:

Condominio Reforma. Avenida Reforma 10-00 Zona 9
info@donamorgt.org / www.donamorgt.org  / www.facebook/donamorgt  o con Samuel E Santos al 23395597 - 44723853

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Contexto: Durante mi estancia acá en Santiago Sacatepéquez donde estaré todo este mes apoyando en la REDSAG y en la parcela de un compañero del MAELA, supe de esta iniciativa desarrollada en la capital. Conocí a Samuel y no dudé en apoyarlo con la difusión de esta este programa, que busca resolver lo que en las sociedades urbanas hiere profundamente: la violencia.

Sigo con las manos en la tierra, sin embargo este enfoque social no pasa desapercibido en lo que voy aprendiendo en este andar pro Guatemala. 

Esperen pronto otra publicación sobre mi trabajo y experimentaciones en agroecología por la soberanía alimentaria.