Existe una inmensa variabilidad de hechos y acontecimientos en el mundo cuando cada uno de nosotros, dedicamos el tiempo a uno solo: el propio.
Como seres con autenticidad propia; formamos criterios, ideologías y creencias que son parte de nuestro discurso. Algunos, sobresalen por su talento de difundir su postura –sea coherente o no- y hacerla parte del discurso de otros tantos que lo observan.
El flujo de información ha ido en aumento debido a la necesidad de respuestas sobre un acontecimiento poco creíble. Pero, ¿Por qué es tan difícil creer? Porque la visión compleja se ha viciado del ciclo eterno: el aumento de la información en la desinformación cotidiana…
En los años sesentas se produjeron una serie de manifestaciones explorando la libre expresión. Ahora, esta expresión se encuentra en el libertinaje absoluto violando los límites que hace diferencia de una fuente creíble, a una opinión sin fundamentos metodológicos o experimentados y comprobados. Vivimos en un mar de información con muy pocas oleadas de conocimiento avalado.
Retomando a las instituciones, hace pocos días leí entre mi recopilación de periódicos, un artículo de crítica social que reflexionaba sobre la crisis del discurso en diversos personajes e instituciones del país.
Ismael Orozco Loreto -quien escribió este artículo en el periódico Público- comenta que “algunos líderes de opinión, (…) pretenden ser ellos mismos, los protagonistas del debate y no solo simples observadores”
Las personas que laboran en diferentes instituciones políticas, culturales, económicas y sociales; manejan el poder de difusión masiva a su antojo, creando expectativas falsas en sus emisores y por ende, falsa información.
Los medio masivos de comunicación, son la institución que construye tipos de realidades más no, la verdad absoluta como creen algunos. Es un campo, que difunde una serie de acontecimientos relatados, por sujetos clasificados como observadores de segundo orden pero no son los jueces ni personas aptas para hacer un análisis completo del hecho tan complejo que vive la humanidad día a día…
¿Qué ocurre cuando los líderes de opinión buscan ser protagonistas como lo comenta Ismael Orozco? La información aumenta, la opinión subjetiva del autor influye en la percepción del emisor y –por ende- su conocimiento es de poca validez y relevancia en el hecho. ¿Pero qué hace a sociedad ante este problema continuo y serio? Prende la televisión y comenta: Que bueno que la seguridad pública a llegado a Oaxaca, esos maestros son unos “busca problemas”
Sigamos así ciudadanos mexicanos y sabremos de que son capaces los políticos para seguir dejando en la ruina a costumbres, medio ambiente, derechos e historias a nivel nacional.
Un breviario cultural: esto es solo una opinión.
Como seres con autenticidad propia; formamos criterios, ideologías y creencias que son parte de nuestro discurso. Algunos, sobresalen por su talento de difundir su postura –sea coherente o no- y hacerla parte del discurso de otros tantos que lo observan.
El flujo de información ha ido en aumento debido a la necesidad de respuestas sobre un acontecimiento poco creíble. Pero, ¿Por qué es tan difícil creer? Porque la visión compleja se ha viciado del ciclo eterno: el aumento de la información en la desinformación cotidiana…
En los años sesentas se produjeron una serie de manifestaciones explorando la libre expresión. Ahora, esta expresión se encuentra en el libertinaje absoluto violando los límites que hace diferencia de una fuente creíble, a una opinión sin fundamentos metodológicos o experimentados y comprobados. Vivimos en un mar de información con muy pocas oleadas de conocimiento avalado.
Retomando a las instituciones, hace pocos días leí entre mi recopilación de periódicos, un artículo de crítica social que reflexionaba sobre la crisis del discurso en diversos personajes e instituciones del país.
Ismael Orozco Loreto -quien escribió este artículo en el periódico Público- comenta que “algunos líderes de opinión, (…) pretenden ser ellos mismos, los protagonistas del debate y no solo simples observadores”
Las personas que laboran en diferentes instituciones políticas, culturales, económicas y sociales; manejan el poder de difusión masiva a su antojo, creando expectativas falsas en sus emisores y por ende, falsa información.
Los medio masivos de comunicación, son la institución que construye tipos de realidades más no, la verdad absoluta como creen algunos. Es un campo, que difunde una serie de acontecimientos relatados, por sujetos clasificados como observadores de segundo orden pero no son los jueces ni personas aptas para hacer un análisis completo del hecho tan complejo que vive la humanidad día a día…
¿Qué ocurre cuando los líderes de opinión buscan ser protagonistas como lo comenta Ismael Orozco? La información aumenta, la opinión subjetiva del autor influye en la percepción del emisor y –por ende- su conocimiento es de poca validez y relevancia en el hecho. ¿Pero qué hace a sociedad ante este problema continuo y serio? Prende la televisión y comenta: Que bueno que la seguridad pública a llegado a Oaxaca, esos maestros son unos “busca problemas”
Sigamos así ciudadanos mexicanos y sabremos de que son capaces los políticos para seguir dejando en la ruina a costumbres, medio ambiente, derechos e historias a nivel nacional.
Un breviario cultural: esto es solo una opinión.
1 comentario:
El avance de las telecomunicaciones han supuesto una ventaja de la informacion frente a la desinformacion (yo soy una evidencia de ello).
Pero tambien es cierto que quizas estemos ante otro ideal inalcanzable, yo poseo una informacion ante ella algunas instituciones tienen varias opciones contrastarla con sus datos o hacer oidos sordos.
Por lo visto, lo mas conveniente para ellos era hacer oidos sordos, o al menos eso han creido.
¿que podemos esperar? no contamos con respuestas para preguntas que las tienen por lo que yo no os voy a responder a una que al menos no tiene una sola respuesta.
diego santanna de landa
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