“Yo soy Agustina Aranda. Fuimos a buscar trabajo sin saber que sucedería y salió peor. Perdimos un hijo en las jornadas de labor”. Cruz Salgado esposo de Agustina recuerda que desde hace 20 años han ido a Sinaloa a trabajar con la misma empresa. Y lo volverán a hacer este año. Miles de migrantes latinoamericanos han cruzado tristeza y desolación mucho antes de acercarse al sueño de una vida digna. Los patrones de campos agrícolas tanto al norte de México como en EU no están interesados en las condiciones en que se encuentra la familia jornalera, tampoco los políticos se esfuerzan en establecer lo que marca la constitución: un sueldo que vea al cuidado de todos los aspectos de su vida personal y la de su familia. Estas palabras las expuso el monseñor Raúl Vera, invitado al Foro de Migración que se realizó en el campus ITESO a inicios del mes de mayo en el Auditorio Pedro Arrupe SJ.
Tres días convivieron testimonios en paneles y conferencias ubicadas en tres visiones distintas: victimas migrantes de la desigualdad social, activistas que luchan e intervienen contra el abuso y por último, académicos que pretender comprender dicha problemática para construir una solución firme en la realidad tan compleja.
La migración no es un gusto sino una necesidad y dicha idea se reflejó en voces humanas que se expusieron contra tal problemática social heredada del acaparamiento del poder. Migrar o morir sentenció Francisco Marciano miembro de la comunidad mixteca de
-Si nosotros ponemos atención a la migración entenderíamos mucho de lo que está sucediendo- invita el monseñor en su conferencia “Retos ante el poder de la migración”.
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