martes, septiembre 27, 2011

Y todo por el tiburón.


-¡Aquí sí sale un tiburón, he!- Gritó al volante, mientras que de entre los pasajeros explotaron las risas. Y aunque con calor, apretados, incómodos y con pensamientos de si seguirá lloviendo donde nos toque bajar, la mayoría de los usuarios de esta unidad de la ruta 626 veníamos tranquilos y sonriendo ante las ocurrencias del chofer que desde que me dio mi boleto, sonrió con picardía. Su humor lo cargaba en la sangre.

Y es que después de que el viento y la lluvia abofeteen árboles, los autos surfeen las aguas y los peatones se protejan de las olas, la ciudad de Guadalajara queda caotizada por varias horas. Lázaro Cardenas cerrada en la zona de “Los Arcos del Milenio” por una inundación de carácter pre-ocupante, Zona Expo con hoyos sorpresa y río salvaje, Chapultepec atascado de motores y aguas pantanosas.

Foto: Karenina Casarín

En esta ocasión, la lluvia me agarró al final de la sesión con el dentista. Esperé la ruta 626 y disfruté del paseo entre las aguas olor a cloaca y color a tierra. –háblale a una grúa compa, eso fue una coladera- le gritó el chofer a un chico parado al lado de su jetta verde, que miraba triste hacia la llanta del auto, probablemente metida en un hoyo imperceptible por el nivel del agua.
-¡ábrele, ábrele! Que aquí me muerde el tiburón- gritó una pasajera. Las risitas provocadas por las ocurrencias del chofer, se duplicaron en los usuarios del camión. Ya las palabrerías que se dijeron entre el bromista chofer y las risueñas mujeres de adelante no las escuché pero atrás traíamos un cotorreo ameno. Entre los que no sabían qué calle era, y entre al que casi le rebano los dedos por abrir la ventana.

¡Bajan, bajan! Grité mientras el apretujón me soltó por la puerta de atrás en esa lancha-camión. Caminé unas cuantas cuadras donde el agua con un nivel más arriba que los tobillos seguía corriendo. Mis huaraches sirvieron de antiderrapante para cruzar con gracia y alegría cada charco y calle inundada.

Esa es la magia del mexicano, reírse ante sus desdichas y continuar ante los problemas.

Foto: Karenina Casarín

3 comentarios:

Anónimo dijo...

exelente
lac

caminante dijo...

jaja qué sabroso leerte navegando por ahí... La verdad es que me encanta tu óptica escribana, eso es positivismo con estilacho, muy cercana sensación al agradable sabor que me queda cada vez que pasa tu estela ciclista o peatona sorteándolo todo y mirando siempre al frente.

Mucho ánimo, sigue inspirándonos!

caminante dijo...

jaja qué sabroso leerte navegando por ahí... La verdad es que me encanta tu óptica escribana, eso es positivismo con estilacho, muy cercana sensación al agradable sabor que me queda cada vez que pasa tu estela ciclista o peatona sorteándolo todo y mirando siempre al frente.

Mucho ánimo, sigue inspirándonos!