miércoles, septiembre 10, 2008

Haus der Kunst

Recuerdo aquel diciembre, cuando recargado en el closet de mi cuarto posó su presencia en esa reunión esporádica de conocidos. Una semana después, me preguntó “¿no te gustaría trabajar aquí? No se gana mucho dinero pero se gana mucha familia”. Y así fue.

Foto: Karenina
Final del último Pneumus en Haus


Dos años después de trabajar en el Haus der Kunst, recuerdo que este lugar con colores vivos de gran profundidad incitaban entre el amarillo, rojo y azul la capacidad para encontrar y reencontrar seres humanos que se convirtieron en familia.

Quienes tejimos en los recuerdos las últimas palabras de Helmut Kohl para el Haus der Kunst y suspiramos el ritmo añejado del jazz al final de la noche; quienes sentados afines al vacío del pasillo contemplamos el ritmo contagioso del Haus… de la casa.

Foto: Karenina
Palabras Helmut

A todos los que compartieron en sus paredes momentos de júbilo, sensación y ensoñación son penetrados por aquel arte, nacido en galerías y reproducido en el aire, el sabor, las miradas y las madrugadas, cuando al cerrar sus puertas de madera añejada, la ciudad es perfecta para caminar.

Foto: Karenina
Jazz en la calle

Recordar el despegue de grandes músicos afines a las altas paredes, caminar por los cuartos con el vacío disonante de diez años de arte, observar la mesa tres y cinco siempre ocupadas por adictos al ajedrez, y yo disfrutando el ir y venir de charolas, charlas y pedidos.

Foto: Gerardo Monroy
últimas mesereadas

Más que describir la presencia de cada uno en el Haus, la familia se tejió por los encuentros circunstanciales de seres en un lugar para sentir, para degustar; para re-encontrar y alejar, para probar y saborear con el toque de música al desborde del placer.

Foto: Cecilia Suárez
Por la entrada al final

A los pintores, escultores, músicos, clientes, paseantes, equipo de meseras y meseros se les recuerda que el Haus der kunst, donde obtuvimos una que otra mirada y sentimos uno que otro espíritu, es ya un punto de fuga para muchas inspiraciones. Agradezco el ir y venir de almas en aquel pedacito de casa, compañía de muchos en el mundo que sigue trotando y rotando.


Y como buen hasta luego cierro un proceso que me acompañó por la mejor etapa de in-volución de vida. Y como buena melancolía sellada con la sonrisa típica de sentimientos encontrados digo adiós… para abrir el siguiente camino.

Foto: Voluntario

Haus team

5 comentarios:

Micro dijo...

aaww!

vaya que te evoca sentimientos ese lugar. Recuerdo que yo sólo fui una o dos veces, la última con César y nos quedamos como 2 minutos porque no había luz para trabajar en lo del 3er festival por la movilidad

abrazo!

Anónimo dijo...

cuando inicio el Haus era un propuesta por demàs interesante, despuès...despuès no sè, se lleno de snobs, de "intelectuales", pretenciosos chicos fresas que se sentian underground por estar hai,no sè, creo que hace mucho debio cerrar sus puertas, màs cuando Helmmut las cerro a los artistas con talento por llenar sus paredes con apellidos rimbombantes de "artistas" conceptuales, que bueno que cierra este ciclo y que el que inicie sea mejor y haya aprendido de los errores en este. Yo amaba ir al haus hace uuuuuuuuuu, despuès me decilusiono por que ya no tenìa la esencia de un principio, en fin todo es asi de efimero

Patricia Karenina dijo...

Estimado ¿anónimo? me gustaría saber qué sucedió contigo y el Haus... no eres el único que opina de esa forma... me he encontrado a mucha gente que por causas de intereses distintos a Helmut se enojaban por no tener espacios en esta casa de arte. Te netiendo y entiendo a Helmut por darle a su lugar el sentido que él quería...
yo también espero a que todos aprendamos de los errores del Haus para los tres nuevos que vienen. Lo que no estoy de acuerdo contigo es que el Haus debió haber cerrado hace mucho. Si no fuera por este espacio artistas como Pneumus no hubieran tenido su "ensayo en vivo" en evolución, cada martes a las 9.
y a todo esto ¿quién eres?

Anónimo dijo...

soy conciente de que fue semillero de muchos talentos, no puedo negarlo. Era el espacio de Helmut y en el el hacia lo que el queria eso tampoc puedo negarlo, Lo que me molesta en particulas, es cuando el se llenaba la boca diciendo que al apoyaba el arte, el talento local, etc. un discuros padrisimo sobre el asunto, cuando no era cierto. Por que no ser más honesto y decir " es mi café y hago con el lo que se me de la gana, si quiere que se expongan bolsitas de plastico colgadas del techo que asi sea, un pedaso de mierda bien"
solo un poco de hinestidad, pues
vale

Anónimo dijo...

además de no ser el Haus los chicos de Pneumos igual la hubieran hecho como hasta ahora, espacios hay muchos en la ciudad, hasta las banquetas